Tendemos a saturarnos de cosas, de tener la agenda a full, actividades por todos lados, compromisos, reuniones. Depende evidentemente de la persona, su personalidad y forma de querer vivir la vida, pero deberíamos quizá ser más estilo Zen en ese sentido, saber que muchas veces menos es más, que saturarnos de tanto puede llevarnos a fallar en algo de eso. 

Se trata de saber cuáles son nuestras prioridades, nuestra prioridad ahora mismo. Actuar con base en ello será más sencillo el poder organizarnos y dedicarle la atención necesaria a aquello que vale la pena o aquello que realmente nos está haciendo sentir bien. 

Yo te quiero preguntar, ¿cuántas veces has dicho que si solo por esa sensación de compromiso? ¿De no querer quedar mal?  Está bien decir NO, está bien rechazar ciertas cosas, sean personas, invitaciones, preguntas. Marcar límites es sumamente importante. 

Nada es imposible, lo imposible solo tarda un poco más. 

Soñar, creer y chingarle.  

Los chingones somos más.