¿Cuántas veces te ha pasado que por miedo, por una barrera que tú solito pones frente a ti, dejas de intentar algo? ¿O que más bien, no te atreves en primera instancia a hacerlo? El miedo es algo que tristemente se apodera de las personas, haciendo que se saboteen y pierdan la posibilidad de vivir cosas que podrán transformar de manera positiva su vida, y que sobre todo, los hará sentir mucho más felices y realizados.     

Hay que lanzarse, intentar…¿De qué chingados se trata la vida sino? Si fallas, pues chingón. Y además ¿por qué tendrías que fallar? ¿Qué tal si aciertas? Tu respuesta es lo que tu alma quiere, te limita lo que la mente piensa, condicionada por ese miedo que solito te estás poniendo enfrente. Por eso tienes que encontrar ese equilibrio entre ambos. Unes las dos cosas y verás que todo es posible. No por nada te repito constantemente este lema de que: NADA es imposible. Para lograr esos objetivos tienes que poner ambas cosas en la misma dirección. Si tienes todo el tiempo la limitante de que no vas a lograrlo, de que el fracaso será el resultado, entonces esos conflictos no desaparecerán y te harán estancarte donde ahora mismo estás situado.    

Vivir en una burbuja NO es la solución. No te dejes convertir en un ser encapsulado, enfrascado, que poco a poco se va volviendo más frágil, que se vuelve de cristal. Eventualmente te romperás y cuando por azares de la vida, necesites forzosamente enfrentar algo fuera de tu control, te verás petrificado al no saber cómo reaccionar, te verás tumbado por las fuerzas más potentes a las que no estuviste expuesto porque te aislaste en una utopía irreal.     

¿Qué te frena? ¿Por qué te frena? ¿Es una cuestión personal? ¿O es una cuestión impuesta por alguien más?