No es sencillo enfrentarte a la realidad, todos tenemos una imagen de nosotros y de lo que hacemos y suele ser muy alejada de lo que realmente es. Solemos tener todo muy idealizado, nos volcamos en el “yo era” e incluso en el “yo voy a ser”, este último usualmente comparándote con alguien más pero… ¿Quién eres ahora?
Nos ilusionamos por algo que puede o no ocurrir en el futuro; lo idealizamos, hasta creamos un guión en nuestra cabeza de cómo va a ser y de cómo nos vamos a sentir. Todo para que lleguemos a ese momento y sea algo totalmente diferente a lo que imaginamos.
La construcción de expectativas es la respuesta natural de nuestro cerebro a la incertidumbre, nos da seguridad saber qué es lo que pasa a continuación. Por eso es que llenamos nuestros minutos de actividades. Y eso es un problema, hacer es diferente a ser.
El hacer suele ser una acción que requiere de nuestra atención y tiempo. Los dos recursos más valiosos que tenemos. En cambio, deberíamos enfocarnos en ser. El ser implica detenerse, y experimentar con los sentidos. ¿A qué te sabe ese almuerzo que te hizo tu esposa? ¿Recuerdas el sabor de tu cereal favorito de niño? Si la respuesta es no, estás haciendo y no siendo, estás gastando tu atención y tu tiempo.
¿Y tú, vas a hacer o vas a ser?
Nada es imposible, lo imposible sólo tarda un poco más.
Soñar, creer y chingarle.
¡Los chingones somos más!