Estamos rodeados de personas que nos juzgan y nos critican continuamente. Somos presas de los prejuicios de una sociedad, cada vez menos empática de la que todos formamos parte.
¿Quién no ha juzgado a alguien en algún momento? Parece que es algo innato en el ser humano, ver la paja en el ojo ajeno pero no en el nuestro. Cuando juzgues a alguien, no lo hagas por la meta a la que han llegado, sino por el camino que han recorrido para llegar.
Aquellos que juzgan nunca entenderán, porque los que entienden, nunca juzgarán. No juzgues las decisiones de los demás cuando no entiendes sus razones, porque hemos venido a esta vida a ser aprendices, no jueces. Siempre lo digo, solemos ser muy rápidos juzgando a los demás, pero muy lentos corrigiéndonos a nosotros mismos.
Aprende a respetar en vez de cuestionar, desarrolla tu empatía y no proyectes tus miedos e inseguridades en los demás.
Nada es imposible, lo imposible solo tarda un poco más.
Soñar, creer y chingarle.
Los chingones somos más.
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