Hemos hablado antes de la importancia de tener presente a tu niño interior, esto pasa porque con todo lo que tenemos que hacer en la vida de “adultos” dejamos de lado acciones o sueños que eran importantes cuando éramos niños. Sin embargo, no quiere decir que te quedes aferrado a esa infancia, a esas vivencias y que no quieras avanzar.
Incluso pasa que pierdes el control en situaciones actuales porque ves reflejado algo que sucedió en esa etapa de niño, algo que te hirió, te afectó o se te fue impuesto, y al relacionarlo te hace recordar y perder el control.
Hay que saber diferenciar entre las necesidades que alguien tiene realmente y las que se le son impuestas en función de alguien más. Cuidar lo que hacemos, lo que decimos y ser responsables ante el daño que eso puede causar. Y si algo no está bien o algo necesita ser trabajado, entonces trabájalo, trata de hacer los pases con ese recuerdo y tu mente debe de entender que ya no estás ahí, ya no estás con esas personas, ya no tienen el control sobre de ti.
Nada es imposible, lo imposible solo tarda un poco más.
Sígueme en mis redes sociales: